viernes, 30 de marzo de 2007

La memoria violeta

Hoy hace 68 años, los mercenarios italianos de la división Littorio, al mando del general Gambara, ocuparon la ciudad donde yo nací 27 años más tarde.

Los fascistas cercaron los accesos al puerto, en el que los últimos republicanos libres, que habían llegado a millares con la esperanza de embarcar hacia el exilio, quedaron atrapados. Unidades navales nacionales, apoyadas por los regímenes de Hitler y Mussolini, habían cerrado la bahía de Alicante para impedir la entrada y salida de barcos. Los civiles y militares republicanos allí refugiados se vieron obligados a entregar sus armas a los italianos al servicio de los franquistas sublevados contra el Gobierno legítimo de la República. Era el fin de la Guerra Civil española.

Durante los dos días siguientes, aquellos vencidos fueron conducidos al Campo de los Almendros. Max Aub dedicó un libro a aquel lugar por el que yo jugué de niño ajeno a la Historia. "Deshechos, maltrechos, furiosos -los describía Aub-, aplanados, sin afeitar, sin lavar, cochinos, sucios, cansados, mordiéndose, hechos un asco, destrozados, son sin embargo, no lo olvides, hijo, no lo olvides nunca pase lo que pase, son lo mejor de España".

En recuerdo de aquellas mujeres, de aquellos hombres, de aquellos niños y ancianos, la Comisión Cívica para la Recuperación de la Memoria Histórica de Alicante ha convocado una marcha que el domingo, 1 de abril, a las 11h, partirá del puerto de Alicante y llegará al Campo de Almendros. Una vez más pediremos al Consejo del Puerto y al Ayuntamiento de Alicante autorización para erigir, por suscripción popular, una escultura de Eusebio Sempere en el puerto y un memorial en el Campo de los Almendros para honrar a aquellas personas que lucharon por la democracia. Es posible que, una vez más, no nos hagan caso.

Es curioso: el mismo ayuntamiento que continúa considerando a Franco ciudadano de honor o alguna vergüenza similar desprecia con su silencio a quienes sufrieron la brutalidad de aquel tirano.

Es indignantemente curioso.

jueves, 29 de marzo de 2007

Estése a lo correcto

Diario El País, sábado 24 de marzo de 2007: en su artículo "Estése a lo acordado", Ernesto Ekáizer escribe: "La Fiscalía de la Audiencia Nacional planteó a la Sección Cuarta, el tribunal, las cuestiones procesales sobre el alcance del juicio. Entre ellas, quiénes serían objeto del mismo".

El mismo periódico, la misma fecha, unas páginas después: ahora es Javier Pérez Royo el que, en su excelente "Círculo vicioso", dice: "Si el Gobierno socialista es realmente lo que la dirección del PP dice que es, únicamente es aceptable el resultado electoral que supone la derrota del mismo".

Como explica el Diccionario panhispánico de dudas (p. 439), "A pesar de su extensión en el lenguaje administrativo y periodístico, es innecesario y desaconsejable el empleo de mismo como mero elemento anafórico, esto es, como elemento vacío de sentido cuya única función es recuperar otro elemento del discurso ya mencionado; en estos casos, siempre puede sustituirse mismo por otros elementos más propiamente anafóricos, como los demostrativos, los posesivos o los pronombres personales". De los varios ejemplos de uso erróneo que cita el Panhispánico, el primero está tomado también de El País (pero se trata, por desgracia, de un fallo cada vez más común): "Criticó al término de la asamblea las irregularidades que se habían producido durante el desarrollo de la MISMA"; y concluye: "pudo haberse dicho durante el desarrollo de ESTA o durante SU desarrollo".

miércoles, 28 de marzo de 2007

El autor invisible

Con más de 10.000 poemas, la mitad aproximadamente de relatos breves, 60 novelas y unas 30 historias para teatro y cine, Jacobo Pieldesapo fue, sin duda, uno de los escritores más prolíficos de la Historia de la Literatura; y, sin embargo, nadie, aparte de su familia, amistades y vecinos, ha oído hablar jamás de él. Es más, ni siquiera sus más cercanos llegaron a conocer que Pieldesapo, en sus momentos de soledad buscada, que fueron los más de su vida, se dedicó a inventar mundos, crear personajes, sugerir aventuras o esculpir versos, porque Jacobo, Jacobo Pieldesapo, natural de un pequeño pueblo de Bolivia, de profesión pastelero, lector voraz, escribía sus textos (novelas, poemas, guiones) con tinta imperceptible en folios transparentes, los guardaba después en la biblioteca virtual de su memoria y, puesto que no hubo quien conociera de su existencia como autor, nadie los reclamó jamás en préstamo.

Tras su muerte, ocurrida hace apenas unos días, son ya de dominio público.

martes, 27 de marzo de 2007

La biblioteca hundida

En la Bebelplatz de Berlín, enfrente de la Humboldt-Universität, se encuentra la Versunkene Bibliothek, la Biblioteca Hundida (en la foto), un monumento del artista israelí Micha Ullman que recuerda, desde 1995, la gran quema de libros ordenada por Goebbels en 1933: más de 20.000 volúmenes escritos por autores judíos, pacifistas y antifascistas ardieron en la plaza que colinda con la Biblioteca Real y la Ópera Nacional. El brutal suceso se encuentra magníficamente relatado en Historia universal de la destrucción de libros: de las tablillas sumerias a la guerra de Irak, de Fernando Báez.


Si visitáis Berlín, una ciudad más interesante que hermosa, pero en cualquier caso imprescindible, no dudéis en visitar esta biblioteca vacía al tiempo que repleta de enseñanza.

lunes, 26 de marzo de 2007

El buitre y la niña

Canal + emite estos días el documental La muerte de Kevin Carter sobre el fotógrafo sudafricano autor de una de las instantáneas más impactantes del siglo XX. Tomada en Sudán, la imagen muestra a una famélica niña asediada por un buitre. "Es la foto más importante de mi carrera -explicó Carter-, pero no estoy orgulloso de ella. No quiero ni verla. La odio. Todavía estoy arrepentido de no haber ayudado a la niña". Sin embargo, Julia Lloyd, entonces pareja de Carter, opina que "él no estaba allí en misión humanitaria, sino para hacer fotos"; y Paul Velasco, reportero gráfico, compañero y amigo del fotógrafo, cree que "si no se hubiera tomado esa foto, hoy en día seguiríamos sin saber que Sudán existe".

He leído que Carter estuvo esperando varios minutos a que el buitre se aproximara a la niña y abriera sus alas. Habría sido el verdadero abrazo de la muerte, y Carter lo habría, paradójicamente, inmortalizado. Pero no sucedió, y el fotógrafo tuvo que conformarse con una imagen que no deja de ser extrema. Le valió el Pulitzer, pero también un brutal sentimiento de culpa que, con el tiempo, le abocó al suicidio.

¿Hizo bien Carter? ¿Debió olvidarse de su profesión y auxiliar a la niña?

Para mí, lo peor no es la frialdad de Kevin Carter a la hora de llevar su oficio hasta las últimas consecuencias. Lo realmente trágico es que han pasado los años, Carter ya no existe y los buitres continúan sobrevolando cadáveres humanos en miles de lugares del planeta. Lo asqueroso, creo, no es encontrarse en un informativo con el rostro de un niño plagado de moscas, sino andar cada minuto enzarzados en memeces sobre banderas e identidades, por ejemplo, mientras hay gente, la mayor parte de ella, que se muere de hambre.

El hambre es el problema número uno. Es el arma más potente de destrucción masiva, y sobre eso no creo que quepan demasiadas dudas. Si Carter, que tuvo el valor de viajar a su encuentro para contárnosla, acabó suicidándose, ¿qué deberíamos hacer el resto?

viernes, 23 de marzo de 2007

Manual para soportar los tiempos que corren

A veces he pensado que, si realmente tuviera que llevarme un único libro a la hipotética isla desierta (¿dónde estará?), sería sin dudarlo El Quijote, incluso en la versión sonora de la Biblioteca Virtual. No obstante, en su defecto tampoco me vendría mal un periódico, eso sí, de los serios.


Me gusta leer diarios. No sólo los titulares, las entradillas, los pies de las fotos; me gustan los artículos de opinión, especialmente los que no suscribiría jamás, salvo exageradas excepciones; me gustan las cartas al director y los reportajes; las columnas de Manuel Vicent, Juan José Millás o Manuel Rivas, una excelente muestra de literatura urgente, dictada por la actualidad, que cada uno de esos escritores encara a su manera.
En medio del ruido ensordecedor que algunos gamberros irresponsables no dejan de producir, Rivas escribía el sábado pasado un párrafo que quiero convertir en mi manual para soportar los tiempos que corren: "Curiosa situación la de España: por la calle marcha una reacción invernal, confusa y gris, y a continuación el Congreso, de mayoría progresista, aprueba una revolución de geometría histórica, de una simetría estética y justa [la Ley de Igualdad]".
Además, esa columna de Rivas llevaba un título precioso: "La decencia". Si tenéis un minuto, leedla.

jueves, 22 de marzo de 2007

En la calle y la literatura

"En la calle y la literatura se encuentran las respuestas". Se lo leí a la escritora colombiana Laura Restrepo. Me pareció una obviedad, pero apunté la frase. Después, pensando en ella, me di cuenta de que podía tener varias interpretaciones: tal vez dejaba fuera cuestiones que algunos juzgarían trascendentes, pero no Restrepo; quizá las incluía en el estante de "la calle" o en el de "la literatura", y ya. Para mí, sin embargo, sonaba totalizadora: todo está en los libros, como decía un viejo programa de televisión, y en la vida. Creo que Alberto Manguel, con su Diario de lecturas, convirtió en libro la cita de la escritora colombiana con la que he querido inaugurar esta bitácora en la que, con vuestro permiso, intentaré escribir sobre todo: sobre todo lo que se me ocurra, que, posiblemente, no sea mucho; o sí. Gracias por vuestra lectura.

 
Add to Technorati Favorites