A veces he pensado que, si realmente tuviera que llevarme un único libro a la hipotética isla desierta (¿dónde estará?), sería sin dudarlo El Quijote, incluso en la versión sonora de la Biblioteca Virtual. No obstante, en su defecto tampoco me vendría mal un periódico, eso sí, de los serios.
Me gusta leer diarios. No sólo los titulares, las entradillas, los pies de las fotos; me gustan los artículos de opinión, especialmente los que no suscribiría jamás, salvo exageradas excepciones; me gustan las cartas al director y los reportajes; las columnas de Manuel Vicent, Juan José Millás o Manuel Rivas, una excelente muestra de literatura urgente, dictada por la actualidad, que cada uno de esos escritores encara a su manera.
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