Hace tres años me marché de Alicante, la ciudad donde nací y viví casi 40 años. Por razones familiares, suelo visitarla una vez a la semana, procuro que no más. Cada vez la reconozco menos: me acuerdo del escritor Julio Llamazares señalando, en televisión, el agua de un pantano a su espalda y confesando "Yo nací ahí", o sea, en un pueblo desaparecido bajo las aguas. También yo podría sollozar "Yo nací ahí" para señalar a continuación un pantano de cemento, que en eso, a fin de cuentas, se está convirtiendo Alicante, para mayor gloria económica de quienes la gobiernan.
Pero, además, Alicante me es cada vez más ajena, y me alegro infinitamente de haberla abandonado cuando leo en el periódico noticias como la de hoy: Franco seguirá siendo hijo predilecto de Alicante. El alcalde así lo ha decidido porque, afirma, no cree que el tema "preocupe a los alicantinos". A mí sí, incluso lejos de la ciudad. No solo me preocupa, sino que me asquea pensar que ese asesino continúa siendo hijo predilecto del lugar donde, como he dicho, nací y he vivido 40 años y conservo amigos y familiares.
Incapaz de tener un recuerdo para cuantos defendieron hasta el último segundo la legalidad democrática de la República, este alcalde (evidentemente del PP) mira hacia otro lado cuando se trata no ya de despojar de un título al dictador, sino de sacarle brillo a la dignidad de Alicante. No olvidemos quién fundó su partido.
P.D.: Casualmente Forges dedica hoy su viñeta en El País a quienes aún no han logrado desembarzarse de la inspiración franquista.
sábado, 23 de febrero de 2008
Hijos predilectos
Etiquetas: Recortes de prensa
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