"En el siglo III, Constantino vio que el cristianismo adquiría importancia. Como la religión pagana no resolvía los problemas, ofrece al cristianismo ser la religión del imperio y los obispos se hacen con el derecho de no pagar tasas, ni impuestos de sucesión, ni tributos, cosas que existían en la jurisdicción romana. Tenían el poder del espíritu y desde entonces el poder material, sin olvidar que se hicieron con propiedades por toda Europa gracias a un documento, supuestamente escrito por Constantino en su lecho de muerte, que se demostró después que era falso". Se lo cuenta Dario Fo, Premio Nobel, a Rosana Torres en El País de ayer. Sí, de aquellas aguas estos lodos.
lunes, 10 de marzo de 2008
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