Hace unos días, el presidente de Cantabria, y profesor de Economía, Miguel Ángel Revilla, explicó sin eufemismos ni medias verdades (o sea, mentiras) las razones de la situación financiera que estamos viviendo. Lo hizo en el programa de La Sexta del que es "colaborador mensual": Buenafuente.
Nadie lo ignorará, pero conviene recordarlo: la guerra de Irak, cuyas funestas consecuencias continuará pagando el mundo durante años, fue patrocinada por los tres fantoches de la foto, sí, pero la ordenó, como tantas otras, "la industria militar americana" (Revilla dixit), temerosa de que misiles, bombas, metralletas y demás se pasaran de fecha.
Citando a Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía en 2001, Revilla cifró la insensatez bélica en unos 3.000 billones de dólares, algo así como el PIB de España en 4 o 5 años, dinero con el que podría erradicarse del planeta el hambre que padecen 800 millones de personas.
La aberración a la que pusieron cara Bush, Blair y Aznar ha traído consigo la bancarrota de los bancos estadounidenses, y con ella la crisis actual, la escalada del precio del petróleo, la profunda deceleración o crisis o como se le quiera llamar, el pinchazo de la burbuja inmobiliaria, la amenaza del paro, todo eso; pero antes que nada produjo la muerte de centenares de miles de personas que ya no tendrán que preocuparse por la buena o mala salud de la economía: alguien les quitó de un bombazo las suyas porque a un tanque o a un caza se le estaba pasando la fecha de caducidad.
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