Tal vez sólo quería dar de comer a las palomas; quizá saltó al vacío adrede. El caso es que hace poco más de 10 años murió el escritor checo Bohumil Hrabal, autor de libros magníficos (Trenes rigurosamente vigilados, Lecciones de baile para mayores, Un soledad demasiado ruidosa...), pero también protagonista de una obra imprescindible para quien quiera darse un banquetazo de vida y literatura: Los frutos amargos del jardín de las delicias, de Monika Zgustová, publicada en España por Destino, traducida a una decena de lenguas y resultado de tres años largos de conversaciones con el escritor de Brno. Como homenaje a uno y otra en este Día del Libro, he incluido en el blog El lector sin prisas un comentario sobre Yo que he servido al rey de Inglaterra, escrita en 1971 y llevada al cine por Jirí Menzel en 2006; entre otras perlas, guarda ésta: "la vida, a poco que salga bien, es maravillosa".
lunes, 23 de abril de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario